Diana

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Diana era la diosa romana de la caza, la naturaleza virgen y los animales que la habitaban. Rehuyendo la compañía de fatales y dioses, Diana prefería la soledad de los bosques y sostenía la compañía de ninfas y criaturas del bosque. Profesora del arco, Diana era la mejor de las cazadoras. Doncella a lo largo de sus días, conservó su virginidad pese a las insinuaciones de posibles amantes y pretendientes. Diana también estaba socia al inframundo y a las zonas liminares, los límites que separan a los vivos de los fallecidos y a lo salvaje de lo civilizado. Aunque era una diosa romana, gran parte de la mitología y la personalidad de Diana se produjo en otros sitios. Diana se fundamentaba en buena medida en Artemisa, la diosa griega de la caza y la naturaleza.

Si bien inicialmente era reverenciada por los pueblos prerromanos de Italia, Diana terminó adoptando una forma mucho más helenizada. Se incorporó al panteón de roma en algún momento del siglo VI a.C. En la religión romana, Diana era conocida como Diana Triformis, o diosa de tres aspectos: la caza, la luna y el inframundo. Asimismo, formaba parte de un triunvirato divino junto a Egeris, la ninfa del agua, y Virbius, el dios del bosque. Adorada por hombres y mujeres, Diana era considerada patrona de los cazadores y protectora de las vírgenes.

ETIMOLOGÍA

El nombre «Diana» (conocido en latín antiguo como Jana, y en latín tardío como Diana) tiene su origen en el protoindoeuropeo dyeu-, que significa «relucir » o «producir luz». Derivados de exactamente la misma raíz eran la palabra griega theos, la latina deus, la persa daiva y la sánscrita deva, todas y cada una ellas traducidas como «dios». Otros derivados eran la palabra latina dies, que significa «día», y diurnal, que significa «luz del día». La asociación elemental de Diana con la divinidad y la luz del día sugería su extendida historia como diosa italiana, que se remonta por lo menos al primer milenio antes de Cristo, si no más allí.

A lo largo de los siglos, Diana fue conocida con múltiples epítetos. Por su personalidad tripartita, se la conocía como Diana Triformis y Diana Trivia. Asimismo, se la llamaba Diana Caelus, o «Diana Celestial», un epíteto común entre los miembros del panteón de roma. Finalmente, era Diana Nemorensis, o «Diana del Bosque». Esta encarnación particular de la deidad representaba la versión itálica de Diana, la figura helenizada por los romanos e influida por Artemisa.

ATRIBUTOS

Con un arco y flechas de oro, Diana recorría las tierras salvajes en pos de aventuras y caza. Comúnmente llevaba un chitón, una túnica corta que suelen llevar los hombres, por el hecho de que le permitía moverse libremente por los bosques. Asimismo, llevaba un mantón, botas y un cinturón con un broche de joyas. En varias tradiciones, se dice que llevaba indumentaria púrpura.

Si bien solía preferir la soledad, Diana procuraba ocasionalmente la compañía de ninfas del bosque y del agua, como su compañera Egeris.

FAMILIA

Diana era hija de Júpiter, rey de los dioses, y de Leto (o Latona, en las fuentes romanas), una vieja titán. Su hermano gemelo era Apolo, una deidad asociada a la sabiduría, la racionalidad y el orden de la ley. Diana tenía un elevado número de hermanastros; entre ellos, Marte, el dios de la guerra, Vulcano, el dios de la forja, y Juventus, un diosa de la juventud y la adolescencia.

MITOLOGÍA Y ORÍGENES

El corpus mítico de Diana fue tomado en una gran parte de las historias de Artemisa contadas por los helenos. A diferencia de otras deidades romanas, que desaparecieron en gran medida tras el auge del cristianismo, Diana persistió en la civilización habitual de la Europa medieval y moderna.

Diana fue concebida desde la unión de Júpiter y Leto. La pareja se había enamorado y casado, pero como acostumbraba a acontecer con Júpiter, pronto se desenamoró y halló a otra. Su nueva esposa era su hermana, Juno, la diosa de la familia, el matrimonio y los niños. Juno era una compañera recelosa que cobijaba rencores contra las amantes de su marido y sus hijos. Cuando descubrió el embarazo de Leto, resolvió evitar el nacimiento de la mejor manera posible, llegando incluso a convocar a una monstruosa criatura marina llamada Pitón a fin de que la persiguiera.

Leto se vio obligada a huir de isla en isla, intentando encontrar cobijo y una comunidad que la resguardara. Apolo aconsejó a su madre desde el vientre materno, diciéndole que buscara la pequeña y enigmática isla de Delos. Poco tras establecerse en la isla, Leto se halló en pleno parto. Al percatarse de que Leto estaba a punto de dar a luz, Juno le infligió una última crueldad: recluyó a Lucina, la diosa del parto y la partería, forzando a Leto a ofrecer a luz sola.

Durante días, Leto padeció las agonías del parto. Ciertas ninfas escucharon su padecimiento y acudieron en su ayuda, permitiéndole por último ofrecer a luz a los pequeños. Leto dio a luz primero a Diana. Nada más salir del vientre, la precoz Diana aceptó el papel de comadrona y ayudó a Leto a ofrecer a luz a su hermano. Apolo vino al mundo envuelto en blanco y haciendo una espada de bronce. Los gemelos eran arqueros por naturaleza y protegían ferozmente a su madre. Juntos, Apolo y Diana cazaron a la horrible criatura conocida como Pitón que tanto había perseguido a su madre. Finalmente, lograron atraer a la criatura a Delfos y a su perdición. Acribillaron a la bestia con flechas hasta el momento en que dejó de existir. En el final, los gemelos han tomado caminos diferentes: Apolo, por el bullicio de la vida civil, y Diana, por la soledad del bosque.

Uno de los mitos mucho más populares (y completos) relacionados con Diana fue contado por el poeta romano Ovidio en su pieza maestra del siglo I, las Metamorfosis. La historia se centraba en el destino del joven Acteón, un talentoso cazador que dirigía una jauría en el bosque en pos de ciervos. La caza había ido bien y el día había sido caluroso, por lo que Acteón llevó a los sabuesos a una fuente fría en un claro del denso bosque. Sin darse cuenta de los intrusos que había entre ellos, Diana se bañó en las frescas aguas del manantial.

Cuando Acteón se encontró con la escena, vio por casualidad la forma desnuda de Diana en las aguas. Enojada, asombrada y abochornada al unísono, Diana cogió su arco antes de pensárselo mejor y salpicar a Acteón con agua del estanque.

El chapoteo no fue un ademán inocente o coqueto. Al revés, el agua se encontraba encantada para editar a Acteón en un ciervo. La metamorfosis se produjo en un instante. Si bien Acteón perdió sus funcionalidades humanas y le salieron pelo y cuernos, siguió conservando su identidad. Trágicamente, los sabuesos de Acteón captaron su nuevo olor y lo atacaron. Acteón escapó tan rápido como pudo, pero los sabuesos fueron bastante veloces para él; no tardaron en derrumbar a su amo.

DIOSES EQUIVALENTES A DIANA

La diosa griega equivalente a Diana es Artemisa.

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