Idun

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Idun (pronunciado Ih-dune) es una diosa de la fecundidad en la mitología norteña que mantiene las manzanas de la eterna juventud en las que confían los dioses para sostenerse joven y saludable. Los dioses norteños no eran inmortales, sencillamente vivieron vidas larguísimas, y las manzanas de Idun lo hicieron posible.

Se considera que, originalmente, las manzanas eran alguna otra fruta que fue sustituida por la manzana en la Edda en Prosa del siglo XIII por el mitógrafo islandés Snorri Sturluson (l. mil ciento setenta y nueve-mil doscientos cuarenta y uno), una escritura cristiana para una audiencia cristiana. El poema Haustlöng de principios del siglo X que presenta exactamente la misma historia del secuestro de Idun no mienta las manzanas. Si bien la manzana jamás se detalla en las Sagradas Escrituras como la fruta prohibida en el Jardín del Edén, ya se había asociado con la historia del Génesis en la temporada de Sturluson y su audiencia la habría reconocido como una fruta asociada con lo sobrenatural.

Las manzanas en la mitología

La imagen de la manzana asimismo podría haber sido tomada de la mitología griega (las manzanas doradas de las Hespérides), ya que las manzanas doradas aparecen en otro cuento norteño del siglo X. No obstante, el hecho de que Haustlöng no los miente sugiere que fueron una adición siguiente a esta historia en particular. Originalmente, Idun puede haber representado el término de suerte y poder personal y familiar (hamingja) produciendo una eterna juventud para ella y las otras deidades del mismo modo que una familia mortal preservaba el recuerdo de las proezas de sus ancestros, y así los sostuvo. siempre y en todo momento joven y vivo, sin manzanas místicas.

Idun solo aparece en dos cuentos de la mitología norteña, una sección del Skáldskaparmál de la Edda en Prosa que vuelve a contar el secuestro de Idun de Haustlöng, y el Lokasenna de la Edda Poética. Si bien extraña vez se mienta, es el poder tras todas y cada una de las deidades más conocidas, ya que les deja preservar su juventud y vitalidad. Se ha sugerido que Idun misma es la fuente de este poder, no las manzanas, y la fruta que ofrece a los otros dioses y diosas es solo la manifestación física de sus habilidades innatas para resguardarse de la enfermedad, la vetustez y la muerte al tiempo que promueve la vida, la salud y el desarrollo personal. Ella es una diosa de elección en los movimientos religiosos Wicca y Neopaganos de hoy en día por esta razón y de manera frecuente se la invoca para la salud, el rejuvenecimiento, las segundas ocasiones y la sanación.

Nombre y personaje

Idun (asimismo dado como Ydun, Idunn, Ithunn e Idunna) significa “siempre joven” o “la que rejuvenece” y la define como una diosa de la fecundidad que promueve la fuerza vital. Haustlöng se refiere a ella como la que tiene “la cura de la vejez” de los dioses y como “la doncella que comprendió la vida eterna de los Aesir” (las deidades de Asgard) y los sostuvo jóvenes. Es posible que haya evolucionado como una figura siguiente con una sola responsabilidad de las diosas precedentes Frigg y Freyja, quienes se piensa que son versiones siguientes de la diosa germánica Frija.

Freyja y Frigg son poderosas diosas de la fecundidad que alguna vez fueron imaginadas para sostener jóvenes a las otras deidades ya antes de que se le diese ese trabajo a Idun, que era la esposa de Bragi, dios de la poesía. La poesía era valoradísima por la cultura norteña por muchas razones, mas, primordialmente, como un medio para conservar las obras y festejar la vida. El tema de un poema pervivió mucho tras su muerte y esto puede haber asociado a Bragi con el término de la eterna juventud, lo que resultó en que el trabajo de sostener jóvenes a los dioses se trasfiriera de Frigg, Freyja o los dos a Idun.

Independientemente de qué manera llegó al papel, Idun se comprende como una de las múltiples deidades femeninas poderosas del panteón norteño. El académico HD Ellis Davidson comenta:

Si bien los dioses gobernantes son líderes guerreros que rigen un planeta masculino, existe, sin embargo, un fuerte elemento femenino en la mitología tal y como nos ha llegado. Las diosas son figuras de tremenda vitalidad tanto en la esplendidez como en la destrucción, y semejan representar el destino final, ante el que los propios dioses deben caer combatiendo. La imagen de deidades femeninas que hilan y tejen eclipsa las de los héroes humanos y los dioses gobernantes. Las mujeres están presentes en los mitos; avizoran en el planeta recién creado en la sección inicial de Völuspá y subsisten en humildes cuentos populares de temporadas siguientes, castigando a los insolentes y atroces y ayudando a los jóvenes e inocentes a ganar buena fortuna.

El mejor ejemplo de la aseveración de Davidson son las nornas, las Parcas, imaginadas como mujeres, más asimismo hay diosas como Frigg, Freyja, Skadi (diosa del esquí, la caza con arco y las montañas) y la sufrida Sigyn, esposa del tramposo dios Loki, entre otros muchos. Idun se resalta entre estas figuras más conocidas como el poder latente de los Aesir que les deja efectuar sus grandes proezas y se representa como una pacificadora y defensora de los inocentes en Lokasenna cuando Loki lanza su ataque verbal contra su esposo Bragi.

Idun en Lokasenna

El Lokasenna (“Las mofas de Loki”) es una obra de la Edda Poética (siglo XIII) derivada de una pieza precedente. Los dioses de Asgard están sentados en un banquete organizado por Aegir, Señor del Mar, cuando Loki, receloso de las loas dadas a los sirvientes, mata a uno de ellos y es expulsado del salón. No obstante, retorna y le recuerda a Odín un juramento que hizo hace bastante tiempo de que jamás tomaría salvo que Loki estuviese presente. Odín debe desamparar el banquete o dejar que Loki vuelva a entrar, por lo que ordena que se le dé un asiento.

Bragi se opone y Loki lo insulta, llamándolo solamente que un “calentador de bancas”, y Bragi responde ofreciéndole a Loki un caballo, una espada y un anillo si se porta bien y no insulta ni enfurece a los convidados. Loki insulta a Bragi de nuevo, llamándolo cobarde y el más pobre entre los dioses, lo que lúcida la ira de Bragi. En este punto, Idun se interpone entre ellos y le habla a su esposo:

Te lo ruego, Bragi,
piensa en tus hijos
por sangre y adopción,
y no calumnies ni siquiera a Loki
aquí en el Salón de Aegir.

Loki responde:

Silencio, Ithunn.
No creo que haya ninguna mujer
más lujuriosa que tú.
No desde que envolviste
tus hermosos brazos
alrededor del asesino de tu hermano.

Idun responde:

No calumniaré ni siquiera a Loki
Aquí en el Salón de Aegir.
Te calmaré, Bragi, enloquecido por Beer;
No quiero que ustedes dos peleen.
(Estrofas 16-18, citado en Crawford, 104

Loki sigue insultando a los otros dioses en torno a la mesa hasta el momento en que llega Thor y admite portarse para eludir una tunda. Más tarde, los dioses lo capturan, pese a que procura mudar de forma para escapar de ellos, y lo encadenan en una gruta bajo la tierra con una víbora sobre su cabeza que gotea veneno hirviendo sobre su cabeza. Su esposa Sigyn captura el veneno en un cuenco, mas, cuando se va para vaciarlo, el veneno de la víbora golpea a Loki de lleno y se retuerce de dolor, provocando terremotos en el reino de los mortales.

Idun es la primera diosa del poema que aborda el inconveniente de Loki, y la única que procura diluir la situación. Freyja y Frigg riñen a Loki, más Idun se niega a proseguir su juego y se dirige a Bragi, no a Loki, para sostener la paz. Al no estimular a Loki, espera que se comporte, más sigue con sus mofas verbales, acusando a cada una de las diosas de promiscuidad e infidelidad. Su acusación de que Idun se acostó con el asesino de su hermano no está atestiguada en ningún otro trabajo, y se piensa que esta acusación es sencillamente que Loki inventa una de sus patrañas frecuentes, en este caso para provocar a Bragi.

Secuestro de Idun

En Lokasenna, Idun se presenta como un pacificador que preferiría admitir los insultos de Loki que contestar a ellos y promover más inconvenientes. Si bien sus sacrificios fallan normalmente, ya que Loki prosigue con sus mofas, evita que Bragi cumpla su amenaza de mantener la cabeza cortada de Loki como venganza por sus insultos. Acá se destaca el papel de Idun como guardiana de la paz, más en la historia de su secuestro, se la resalta como la diosa que da a todos los otros su poder esencial y su fuerza vital.

La historia se cuenta primero en el Haustlöng y después en el Skáldskaparmál de la Edda en Prosa. Odín, Loki y Hoenir (probablemente el dios de la inteligencia y la adivinación) viajan y no han comido en días. Hallan y matan un buey, mas no importa cuánto tiempo le den vuelta al fuego, la carne no se cocinará. Una enorme águila que ha estado observando desde las ramas de un árbol sobre ellos chilla que es el responsable y, si le dejan comer hasta saciarse, retirará su hechizo mágico y dejará que la carne se cocine.

Los dioses están conformes y el buey está cocinado, más el águila come y come, tomando las mejores partes para sí, hasta el momento en que Loki, enfurecido, blande su bastón contra el pájaro. El águila se eleva en el aire, lanzando otro hechizo, que une el bastón a él y Loki al bastón, y después vuela bajo a fin de que Loki sea arrastrado por el suelo, durante las copas de los árboles y mediante acantilado cubiertos de rocas.

Loki chilla a fin de que lo liberen, aduciendo que se teme que sus brazos sean arrancados de sus cuencas, y el águila responde que cumplirá solo si Loki le trae a Idun y sus manzanas mágicas que curan la vetustez. Loki admite y cae al suelo, entonces retorna con Odín y Hoenir para seguir su viaje. No les afirma nada sobre de qué forma escapó del águila, más en silencio empieza a planear de qué forma sacar a Idun de la seguridad de su hogar entre los dioses.

Una vez de vuelta en Asgard, le afirma a Idun que ha encontrado un bosque con árboles que generan manzanas que se ven mejor que las de ella. Él afirma que la va a llevar allá y que debe traer sus manzanas para equipararlas y va a ver que lleva razón. Idun prosigue a Loki al bosque donde el águila, que realmente es el gigante jötunn Thjazi en forma de pájaro, desciende en picado y se la lleva a su casa.

Los dioses no semejan extrañar a Idun hasta el momento en que se hallan avejentando de manera rápida, volviéndose viejos y grises, y descubren que se ha ido. Reuniéndose en una conferencia, se percatan de que la última vez que la vieron fue con Loki, y lo arrastran frente al conjunto, prometiéndole una larga tortura y muerte si no la devuelve. Loki le solicita a Freyja su capa de halcón que le deja volar y promete volver con Idun.

En forma de halcón, Loki vuela a la casa de Thjazi en Jotunheim y descubre que el gigante se ha hecho a la mar en un navío. Transforma a Idun en una nuez, la sujeta con sus garras y de manera rápida vuela cara Asgard. Thjazi llega a casa, descubre que Idun se ha ido y lo persigue en forma de águila. Los dioses, observando desde los muros de Asgard, ven al halcón huyendo del águila y de manera rápida preparan y encienden una pira. El halcón se abalanza sobre la pira y se detiene, más el águila no puede detener su impulso y vuela cara las llamas, se incendia y cae al suelo donde los dioses lo matan.

Idun vuelve a su papel precedente y los dioses, presumiblemente, comen de las manzanas y son de nuevo jóvenes. En el Haustlöng, no se mientan las manzanas, como se ha señalado, y semeja ser la pura presencia de Idun lo que sostiene jóvenes a los dioses.

Simbolismo

Aunque Sturluson pudo haber agregado las manzanas como un guiño a la fruta en el Jardín del Edén, los estudiosos asimismo han sugerido que la adición puede proceder de la mitología griega tradicional y las manzanas doradas de las Hespérides. El Jardín de las Hespérides pertenecía a la diosa Hera, plantado con árboles que generaban manzanas doradas, un regalo que le hizo la diosa de la tierra Gea en su boda con Zeus (y por tanto asociado con la fecundidad y el rejuvenecimiento). Las manzanas doradas aparecen en una serie de mitos helenos (como el Juicio de la ciudad de París que empieza la Guerra de Troya), más seguramente sean más conocidas por el Undécimo Trabajo de Hércules, cuando el héroe birla 3 del jardín.

Según esta interpretación, la historia del secuestro de Idun refleja el hurto de las manzanas doradas cuyo valor se resalta en el cuento norteño. El erudito Rudolf Simek señala:

En el mito del hurto de Idun, el término de rejuvenecimiento se relaciona con el cuento común del hurto de una diosa por la parte de un gigante, y si bien este mito evidentemente no era bien conocido y podría haber sido influido por cuentos de la tradición tradicional. mitología sobre las manzanas de las Hespérides, esto podría haber ocurrido ya mucho ya antes de la era literaria. Quizá fueron los eruditos islandeses de los siglos XII y XIII quienes unieron por vez primera las leyendas tradicionales con la información del Haustlöng.

Davidson asimismo reconoce la posible conexión entre las manzanas doradas de los helenos y las de Idun, más apunta que las manzanas ya estaban asociadas con la fecundidad en la mitología norteña, como las nueces, y tal vez ninguna de las dos se tomó prestada de otros lugares:

Las manzanas doradas se hallan entre los regalos ofrecidos por [el dios] Freyr a Gerd en el poema Skírnismál, y negarse a tomarlas significaba esterilidad y descomposición. Las manzanas eran un símbolo conocido de fecundidad, así como las nueces, y las dos se incluyen en la historia de Idun, ya que diríase que Loki convirtió a la diosa en una nuez para poder llevarla de regreso a Asgard.

Se piensa que el Skírnismál, de la Edda Poética, se compuso más o menos al tiempo que el Haustlöng, en el siglo X, por lo que entonces se conocería el término de la manzana como símbolo de fecundidad. No está claro, entonces, por qué Haustlöng omitiría las manzanas salvo que se consideraran intrascendentes para la naturaleza de la diosa.

Es posible que se comprendiera que Idun representaba el término de hamingja, por norma general traducido como “suerte”, mas más próximo a la gloria personal y el poder trasmitido a los descendientes. Hamingja fue encarnada como una mujer poderosa, una vidente o valquiria, que era el espíritu guardián de una familia determinada o de un miembro concreto de una familia. El hamingja se transmitía de generación en generación y simbolizaba tanto la continuidad como la eternidad y la juventud perpetua. Si se comprendiera que Idun encarnaba a hamingja, no habría necesitado manzanas.

Conclusión

Idun como encarnación de hamingja correspondería a su papel como diosa de la fecundidad en el sentido de que la ‘fertilidad’ se comprendía no solo como un nacimiento sino más bien asimismo como cualquier clase de renacimiento. En la creencia norteña, nada acababa, sino moría solo para aceptar una nueva forma. Hamingja se comprendía como la “buena suerte” o la “habilidad especial” de un miembro de la familia renacido en otro de la próxima generación. Davidson elabora:

En la temporada de los vikingos, un pequeño por norma general recibía el nombre de alguien de la familia que había fallecido, con cierta frecuencia un abuelo. Esto podría haberse desarrollado desde la suposición de que el fallecido podría de alguna forma ‘regresar’ en su descendencia, o que por lo menos la fortuna y la fuerza precedentes de las que había gozado podrían acompañar al nombre… Semejantes concepciones semejan estar particularmente asociadas con la fecundidad. poderes y hay un fuerte vínculo entre ellos y el túmulo funerario.

Davidson apunta además de esto que se creía que las diosas de la fecundidad pronosticaban el destino de aquellos en la cúspide de la edad adulta, basándose en su reconocimiento del poder que el pequeño había heredado de un familiar fallecido. El poder de Idun para sostener a los dioses jóvenes y saludables puede haber sido una ilustración de este término en el sentido de que los fallecidos realmente jamás morían mientras que su hamingja se transmitiese a la generación más joven. El fallecido entonces se transformó en ‘siempre joven’ mientras que este proceso siguiera, tal y como sucedió con los dioses que, aun en su muerte en Ragnarök, contribuyeron al renacimiento de los 9 Reinos de la cosmología norteña y un nuevo planeta.

En la actualidad, los practicantes neopaganos y wiccanos invocan a Idun exactamente para este género de renacimiento. Los implorantes pueden solicitar ayuda para dejar un hábito poco saludable, dejar atrás una relación tóxica o localizar su propósito y camino en la vida. En todos y cada uno de los casos, el individuo busca un nuevo camino a continuar que lo retribuirá con el mismo rejuvenecimiento que Idun ofreció a los dioses de Asgard.

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