Perséfone

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Perséfone, asimismo famosa como Kore, era la diosa griega de la agricultura y la vegetación, singularmente el grano, además de ser la mujer de Hades, al lado de quien rige el Inframundo. Era un factor esencial de los Misterios eleusinos y el festival de las Tesmoforias, y era venerada por toda Grecia y aparecía frecuentemente en todas y cada una de las maneras de arte griego.

Kore – Perséfone – Proserpina

En muchos cultos viejos de la diosa, adjuntado con su madre Deméter, se la asocia con la vegetación y el grano. Cuando adopta este aspecto se la frecuenta denominar Kore, que significa tanto «hija» como «doncella». En la mitología griega, la diosa, como mujer de Hades, es la reina del Inframundo y adopta un nombre diferente, Perséfone. En este aspecto se la entendía como la protectora de la otra vida, aunque Hesíodo la describe reiteradamente como «la temida Perséfone» en su Teogonía. En múltiples otros mitos, Perséfone es la madre de Dioniso (con Zeus, que asimismo es el padre de ella), si bien la aspirante más habitual es Sémele, y se riña con Afrodita por las atenciones de Adonis, endiabladamente guapo, acordando por último repartírselo por turnos. En el mundo griego a esta diosa se la conocía como Proserpina.

Perséfone y Hades

Según la mitología, Hades, el dios del Inframundo, se enamoró de la bella Perséfone en el momento en que la vio recogiendo flores en un prado. El dios se la llevó en su carruaje a vivir con él en el Inframundo. Según ciertas historias, Zeus le había dado permiso para este secuestro, y normalmente este delito se sitúa tradicionalmente en Sicilia, famosa por su fertilidad, o en Asia.

Mientras tanto, Deméter procuró a su hija divina perdida por toda la tierra y aunque Helios o Hermes le contaron lo que había pasado, siguió deambulando hasta el momento en que llegó a Eleusis. Fue allí donde, disfrazada de anciana, la diosa cuidó de Demofonte (o Triptólemo, que sería el que daría el don del grano a la raza humana y le enseñaría la agricultura), el único hijo de Metanira, esposa de Céleo, rey de Eleusis. Para recompensar a la familia por su amabilidad, Deméter se dispuso a hacer inmortal a Demofonte poniéndolo en el fuego cada noche. Sin embargo, en el momento en que Metanira vio lo que estaba haciendo, dio la alarma. La respuesta de Deméter fue revelar su verdadera identidad y reclamar que construyeran un templo en su honor. Y de este modo fue como empezó el festejado santuario de Eleusis.

Una vez que el templo estuvo construido, Deméter se retiró del mundo para vivir en él. Al tiempo, creó una gran sequía para convencer a los demás dioses de que liberaran a Perséfone del Hades. Al ver que la sequía se iba cobrando cada vez más víctimas, Zeus acabó por mandar a Hermes a persuadir a Hades de que dejase marchar a su novia mal habida. Sin embargo, antes de renunciar a ella el listo Hades puso una pepita de granada en la boca de la chavala, sabiendo que su gusto divino la forzaría a regresar con él. En otras versiones del mito, Perséfone podría haber escapado si no hubiese comido nada en el Inframundo a lo largo de su cautiverio, pero en el último instante Hades le dio una pepita de granada. Al final, por llegar a un convenio, eligieron que Perséfone sería liberada pero que tendría que regresar al Inframundo un tercio del año, o según otras historias la mitad del año.

Significado del mito

La crónica de Deméter, Hades y Perséfone es posible que fuera simbólica del cambio de las estaciones y el cambio perenne de la vida hacia la desaparición y de vuelta a la vida otra vez, esto es, los cambios del verano a los meses de invierno y el retorno de la vida en la primavera tal y como se veía en la agricultura. El período se transformó en uno de los rituales de los sagrados secretos eleusinos. En verdad, los símbolos del culto era las espigas y una antorcha, que recordaban la búsqueda de Deméter de Perséfone y de que los rituales se hacían a la noche. Como todos y cada uno de los iniciados habían hecho un juramento sagrado de no revelar ningún aspecto de los misterios, han seguido siendo hasta esta época un secreto.

Según otra interpretación del mito de Perséfone, este podría representar la práctica griega de guardar el grano bajo tierra durante parte del año para protegerlo del calor del verano. Este razonamiento está conformado por dado que en el tiempo griego las semillas se establecen en el otoño y estas germinan rápidamente y crecen en todo el invierno. Por tanto, el tiempo que Perséfone pasaba en el Hades no equivaldría al invierno en la temporada agrícola, sino más bien al verano. Sea cual sea el significado exacto, la asociación de Perséfone con la agricultura queda bien demostrada en los rituales, la literatura y el arte de la antigüedad. Finalmente, el mito del secuestro de Hades puede que asimismo lleve a cabo referencia a la práctica griega de que las chicas se casasen a principios de la adolescencia, lo que suponía una pérdida para sus mamás, como Perséfone lo había sido para Deméter.

Otros cultos aplicados a Perséfone

El culto a Perséfone en la religión griega era en especial esencial en Sicilia y el sur de Italia, y aparte de los Secretos eleusinos de Eleusis había santuarios de la diosa por todo el planeta griego, de los que los mucho más esenciales estaban en Locros Epicefirios, Mantinea, Megalópolis y Esparta. Allí, las festividades cada un año festejaban el matrimonio de Perséfone y la obtenida de flores. Las Tesmoforias eran una celebración en toda Grecia de la diosa y su madre. Era única de mujeres y se celebraba de año en año antes de la época de siembra, y se hacían sacrificios y se mezclaban los restos putrefactos de un cerdo con las semillas. Perséfone, en su papel de diosa del Inframundo, se invocaba a menudo en tablillas de maldiciones y su nombre se inscribía en las hojas de oro que se enterraban con los seguidores finados del orfismo y que daban instrucciones sobre cómo portarse en la otra vida.

Perséfone en el arte

Perséfone pocas veces aparece en el arte antes del siglo VI a.C., y en el momento en que lo hace normalmente está acompañada de Deméter; con frecuencia las dos llevan coronas y portan una antorcha, un cetro o espigas. Hay un famoso relieve de Eleusis que representa a Deméter y a Perséfone, con una antorcha, flanqueando a Triptólemo; data del siglo V a.C. Está en la exposición permanente del Museo arqueológico nacional de Atenas. En la cerámica de figuras rojas del Ática, a lo largo de toda la temporada tradicional, Perséfone aparece de forma frecuente sentada en su trono en el Hades.

Los frescos del siglo IV aC. de la tumba real de Egas (Vergina) en Piéria, Macedonia, muestran a Hades secuestrando a la diosa y comentan el nombre popular del lugar como «Tumba de Perséfone». Un espectacular hallazgo reciente es el enorme mosaico de 4,5 por 3 metros de la tumba helenística de Anfípolis, que de nuevo muestra al dios Hades llevándose a Perséfone en un carro conducido por Hermes. El rapto de Perséfone a manos de Hades también era un tema habitual en la escultura romana, en especial en los sarcófagos, y lo prosiguió siendo para los pintores de óleos de los siglos XVIII y XIX.

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