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Las Moiras en la mitología griega (asimismo conocidas en latín como fata, plural de fatum) son las tres diosas, hermanas, responsables del destino de los fatales desde el instante en que nacen; son las que asignan la duración de sus vidas y el momento de su muerte. La hebra dorada que ellas hilan representa el destino individual de cada uno y en el momento en que el hilo se rompe, esto significa la desaparición de la vida de un ser humano.
Se dice que las Moiras eran hijas de Nix (la Noche) o de Zeus con Temis (Ley y Justicia). Había tres Moiras: Cloto (la Hilandera), Láquesis (la que medía o la que asignaba) y Átropos (la Rígida o la Inflexible). El equivalente en la mitología romana son las Parcas.
Las Moiras
Como hijas de la Noche, las Moiras regían los sitios tenebrosos de la humanidad. La hebra de hilo dorada representaba la vida de cada persona, tal como su destino, y las Moiras la hilaban en su rueca o torno de tejer. Al llegar el término de la vida, las hermanas cortaban el hilo. Cloto hilaba la hebra, Láquesis asignaba la duración del tiempo de vida y Átropos la cortaba cuando era el momento de que alguien muriera. Exactamente los mismos dioses no osaban interferir porque eran las Moiras quienes decidían sobre el destino, lo que significa que no los dioses eran capaces de salvarles la vida ni a sus hijos fatales ni a sus mortales preferidos.
Las tres Moiras se desarrollaron del nombre griego Moira en singular (fatum en latín, la personificación del Hado o el Destino), el cual Homero (c. 750 a.e .c.) mencionó en la Ilíada en el fragmento en que la deidad hilaba la hebra de hilo para Héctor, príncipe de Troya. Aunque las Moiras no se muestran de manera predominante en ningún mito, sí juegan un papel sencillo pero crucial en varias historias. Actuaron junto con múltiples dioses, incluyendo a Hermes, quien diríase que asistió a las Moiras en la creación del alfabeto. También estuvieron presentes en el instante del nacimiento de múltiples dioses y mortales. Las Moiras solo actuaban en los mitos en el momento en que necesitaban intervenir en el destino de alguien.
En arte, las Moiras acostumbraban a representarse inicialmente como mujeres atractivas. No obstante, más adelante empezaron a ser representadas en otras maneras de arte como ancianas de semblante serio que sostenían sea una rueca o un torno de hilar, sea un dado del destino; a veces, se las veía escribiendo el destino de los humanos. En literatura tendían a ser representadas como mujeres de avanzada edad.
Nacimiento y familia
En dependencia de la fuente, las Moiras eran hijas de Nix (la Noche) o de Zeus con Temis (Ley y Justicia). En su Teogonía, Hesíodo (c. 700 a.y también .c.) anota a las Moiras como hijas de Nix concebidas sin padre:
Parió igualmente a las Moiras y las Keres, vengadoras inexorables: a Cloto, a Láquesis y a Átropo que conceden a los fatales, en el momento en que nacen, la posesión del bien y del mal y persiguen los delitos de los hombres y dioses. Jamás cejan las diosas en su terrible cólera antes de aplicar un amargo castigo a quienes cometen delitos (Hesíodo. Proyectos y Fragmentos. Trad. A. Pérez Jiménez, p80/439).
Al ser hijas de Nix, las Moiras eran hermanas de las fuerzas lúgubres del mundo, que incluían la Culpa, la Angustia entristecedora, Némesis y el Conflicto. Mucho más adelante en la Teogonía, las Moiras fueron mencionadas como hijas de Zeus y Temis.
En segundo lugar, se llevó a la refulgente Temis que parió a las Horas, Eunomía, Dike y la floreciente Eirene, las cuales protegen las cosechas de los hombres fatales, y a las Moiras, a quienes Zeus dio la mayor distinción, a Cloto, Láquesis y Átropo, que conceden a los hombres mortales el ser felices y desgraciados (Hesíodo. Proyectos y Extractos. Trad. A. Pérez Jiménez, p109/439).
Se estima que el fragmento que señala a las Moiras como hijas de Zeus y Temis fue escrito tras el tiempo de Hesíodo; posiblemente fue añadido por un autor desconocido para generar una traducción al Catálogo de mujeres de Hesíodo.
Si bien Zeus afirmara ser su padre y se llamara a sí mismo «el líder de las Moiras», ciertos autores viejos no tomaron en serio esta declaración, entre ellos Heródoto (c. 484-425/413 a.e .c.) y Platón (c. 428/427-348/347 a.e c).
La revuelta de los Colosales y de Tifón
Gea (Tierra) se encontraba tan enojada por la victoria de los Gigantes en la Titanomaquia que dio a luz a los Colosales, hijos de Urano (Cielo). Estos eran seres espantosos con una pelambre que les pendía de su cabeza y de las mejillas; y tenían los pies cubiertos de escamas de dragón. Un oráculo predijo que los dioses no podrían matar a los Colosales ; más allá de todo, si los dioses luchaban adjuntado con un aliado mortal, ellos podrían matarlos. De esta forma fue como el grandioso héroe Hércules, se unió al combate junto con los dioses.
Hasta las Moiras se unieron a la guerra donde pelearon con mazas de bronce y mataron a los Gigantes Agrio y Toante. Zeus mató a los demás Gigantes. Habiendo sido destrozados, Gea en un acto de venganza concibió a Tifón (o Tifeo), un ser mitad hombre, mitad bestia. Tifón excedió en tamaño a todos los otros hijos de Gea. Desató un sin corazón ataque en los cielos, lo que causó la escapada de los dioses a Egipto, donde se transformaron en animales para esconderse de él. Desde lejos, Zeus atacó a Tifón con sus relámpagos y tras debilitarlo entablaron un combate cuerpo a cuerpo. Tifón logró apresar a Zeus en sus colas de serpiente, le cortó los tendones de manos y pies y los ocultó en una piel de oso.
Hermes recobró los tendones y se los entregó a Zeus, y después de recobrar sus fuerzas persiguió a Tifón hasta el Monte Nisa, donde las Moiras lo engañaron, para que comiera fruta envenenada diciéndole que esto lo haría más fuerte. Al final, mientras que escapaba al Mar de Sicilia, Zeus mató a un Tifón debilitado arrojándole encima el Monte Etna.
Las Moiras y Meleagro
Meleagro fue un héroe griego, hijo de Eneo, rey de Calidón, y de su esposa Altea, hija de Testio, un rey de Anatolia (en Asia Menor). Cuando Meleagro tenía siete años de edad, las Moiras se dieron a conocer y declararon que moriría cuando el leño candente de la chimenea se consumiera. Agobiada, Altea tomó el tizón, [lo apagó] y lo ocultó en un cofre, su último recurso para eludir la desaparición de su hijo.
Meleagro creció y se hizo un hombre fuerte, pero cometió un error mortal en el momento en que olvidó honrar a Artemisa durante la cosecha anual. Furiosa, Artemisa envió un jabalí enorme y feroz a fin de que causara estragos. Se organizó una caza para matar a la bestia y los hombres más valientes han tomado parte en esta cacería, entre ellos Meleagro. Atalanta, la heroína griega, también participó y ella fue la primera en darle al blanco. Meleagro no solo le dio el golpe de gracia al jabalí sino también le dio la piel del animal a Atalanta, lo que causó un alboroto entre los hijos de Testio, quienes estaban convencidos de que el premio habría de ser otorgado a un hombre. Furioso, Meleagro mató a los hijos de Testio, lo que enojó a su madre, a quien le dolió en demasía la desaparición de sus hermanos. En su angustia, Altea sacó el leño del cofre y lo volvió a prender, lo que resultó en la muerte de Meleagro, tal y como fue proclamado por las Moiras.
Admeto, rey de Feras, deseaba casarse con Alcestis, la hija más hermosa del rey Pelias de Yolco. No obstante, antes tenía que pasar por una prueba que consistía en enyugar un jabalí y un león a un carro; entonces debía tomar las riendas y ofrecer vueltas con ellos en una arena de carreras. Así fue como Admeto dispuso de la ayuda de su amigo Apolo, a quien Zeus había designado como caporal.
Victorioso, Admeto cometió una falta tonta al olvidar hacer el sacrificio acostumbrado a Artemisa antes de casarse con Alcestis. Como resultado, la diosa lo castigó llenando su cama nupcial con víboras. Apolo intervino y también logró un trato con Artemisa: si el día dispuesto para la muerte de Admeto un miembro de su familia moría, este tomaría su lugar y él se libraría del castigo.
El día designado a la muerte de Admeto llegó cuando Hermes lo convocó al Tártaro (el lugar más profundo del inframundo). Apolo retrasó su muerte embriagando a las Moiras y las convenció a fin de que dejaran que otra persona muriera en su lugar.
Las Moiras y el nacimiento de Hércules
Las Moiras estuvieron presentes cuando Alcmena se encontraba en las trabajos del parto de Hércules, junto con Ilitía, la diosa de los nacimientos, y Galantis, una amiga de niñez de Alcmena. Para aliviar la furia de Hera, las Moiras y también Ilitía hacían todo lo que resulta posible para eludir que Alcmena diera a luz un hijo de Zeus. Galantis, viendo cuánto sufría su amiga por los dolores del parto, les mintió a las diosas y les mencionó que un varón había nacido y que sus privilegios divinos habían sido revocados.
Las Moiras se llenaron de pavor y pararon los dolores de Alcmena, lo que permitió que Hércules naciera. Pero, al igual que todas y cada una la deidades, a las Moiras no le logró ninguna felicidad ser engañadas y a Galantis le sacaron su identidad como mujer y la transformaron en una comadreja que hizo ocupaciones sexuales y reproductivas ridículas.
Adoración y legado
Según Pausanias (c. 115-18), las Moiras tenían un altar en la floresta de Euménides ubicado en Sición (Corinto), donde recibían ofrendas. El historiador heleno asimismo mentó un santuario en Tebas (Grecia) que se encontraba ubicado entre los santuarios de Temis y de Zeus Agoraios [«protector de las ágoras y garante de la libertad de expresión»] y seguramente, estaban al aire libre por el hecho de que Pausanias mentó que allí estaban erguidas dos esculturas o relieves.
Podría haber un templo donde las Moiras, Deméter y Perséfone eran adoradas juntas o en tres santuarios separados aplicados a cada una de ellas, localizados en la misma región. A lo largo del festival de forma anual, se sacrificaban ovejas preñadas, se vertían libaciones de miel y agua; y se llevaban flores en vez de guirnaldas de mirto en honor de las Moiras y otras diosas.
Las tres Moiras les han dado su nombre a tres asteroides separadamente: 97 Klotho, 120 Lachesis, 273 Atropos, los cuales están en el cinturón central de asteroides y giran en órbita en torno a Marte y de Júpiter.