Hermes

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Hermes es el dios del comercio y la fortuna, patrón de los viajeros, ladrones y mercaderes, y campeón de los atletas y las competiciones deportivas, Hermes era un listo embaucador que a menudo anteponía su propia diversión a los intereses de los dioses.

Como heraldo y mensajero de los dioses, Hermes daba noticias, consejos y órdenes que mantenían el orden y sostenían las frágiles y tumultuosas relaciones de los dioses. No obstante, Hermes también podía ser inesperado. Impulsado por sus pícaros designios y su afición por el deporte, engañaba a los dioses y, en varios casos conocidos, los robaba.

Exactamente la misma otros dioses embaucadores, Hermes ponía a prueba las normas, retaba las convenciones y traspasaba los límites. No era ni bueno ni malo, si bien era con la capacidad de ambas cosas; en cambio, optaba por operar en la periferia de las cosas, inclinándose caóticamente en una u otra dirección según sus caprichos (de ahí su papel como patrón tanto de ladrones como de mercaderes). Además de oscilar entre el bien y el mal, Hermes también se movía libremente entre el Olimpo, el mundo de los mortales y el Inframundo. Para los viejos helenos que lo veneraban, Hermes representaba de manera frecuente el desorden y el relativismo moral que veían en el planeta.

ETIMOLOGÍA

El nombre «Hermes» semeja tener su origen en el intérvalo de tiempo micénico, el mucho más antiguo de la historia griega (ca. 1600-1100 aC). Se escribió por vez primera como e-ma-ha en la escritura lineal B silábica usada antes de la invención del alfabeto heleno.

El nombre de Hermes puede estar relacionado con la vieja herma griega, un mojón o montón de piedras empleado para indicar los límites de algo. De hecho, muchas de estas «hermas» estaban dedicadas a Hermes. Pero no está claro de dónde procede la palabra herma ni qué relación lingüística tiene con el nombre «Hermes». Hoy en dia, los investigadores coinciden en que el nombre de Hermes es de origen pregriego.

EPÍTETOS

El epíteto literario más común de Hermes era Argeiphontēs, que significa «asesino de Argos». Esto se relacionaba con el popular mito en el que Hermes burló y mató al guardián de los cien ojos Argus. Otros epítetos importantes relacionados con la mitología de Hermes eran Atlantiadēs, que significa «descendiente de Atlas» (la madre de Hermes, Maia, era hija del titán Atlas), y Cyllēnios, que significa «cileno» o «del monte Cyllene» (el monte Cyllene era un importante centro de culto de Hermes, y en ocasiones se dice que fue su rincón de nacimiento).

Otros epítetos describían esenciales atributos de Hermes. Entre ellos se encuentran dolios («listo»), angelos y diactoros («mensajero»), eriounios («veloz» o «benéfico», cuyo significado es incierto) y chrysorrhapis («el de la vara de oro»). Para finalizar, Hermes ostentaba numerosos epítetos religiosos y de culto que describían sus múltiples funciones como dios. Entre ellos estaban hodios («el del camino»), oneiropompos («conductor de sueños»), poimandrēs («pastor de hombres»), agoraios («el del mercado») y psychopompos («conductor de ánimas»).

ATRIBUTOS

Como dios, Hermes se encontraba asociado principalmente a cuatro campos: los mensajeros y heraldos; las fronteras, los viajes y el comercio; los pastores; y los secretos. En estas funcionalidades, Hermes encabezaba varios ámbitos de la vida humana. Como mensajero de los dioses, Hermes representaba ampliamente la comunicación y era invocado como patrón y protector de los heraldos y diplomáticos.

La asociación de Hermes con los límites era también muy extensa: era el dios no sólo de los pasajeros, sino más bien también de los mercaderes, de los ladrones e inclusive del paso de la vida a la desaparición (era Hermes quien conducía las ánimas de los fallecidos al inframundo).

Hermes era asimismo un dios pastor, considerado como protector de los pastores y del ganado. De hecho, en su iconografía, Hermes era representado a veces con un carnero colgado al hombro para representar su papel de dios de los pastores. Por último, Hermes se encontraba asociado a los enigmáticos cultos de misterio del mundo viejo, que acostumbraban a prometer una vida posterior privilegiada que se alcanzaba a través de la iniciación y el ritual. A menudo se consideraba a Hermes como el dios que presidía estos misterios.

La representación de Hermes en el arte y la literatura era muy característica. Acostumbra llevar un chitón (túnica corta), una chlamys (túnica corta) y un petasos (sombrero de ala ancha). Asimismo se le podía detectar fácilmente por sus sandalias aladas y el kērykeion (mucho más conocido por su nombre en latín, caduceo), un bastón de heraldo o varita envuelta por dos víboras entrelazadas.

En el arte griego primitivo, Hermes aparecía con barba o sin ella. No obstante, desde el siglo V a.C., casi siempre era un niño y estaba bien afeitado. Probablemente, el objeto mucho más característico de la iconografía de Hermes era la herma, un pilar de piedra semiantropomorfo usado como marcador de límites en toda la Grecia antigua. Los herms acostumbraban a estar rematados por un pecho identificado como Hermes; en el centro del pilar había un falo, que quizá representaba la asociación de Hermes con la fertilidad.

Hermes era conocido como un solitario y no tenía un gran séquito como muchos de los otros olímpicos. No obstante, a veces se le veía en compañía de los animales que se consideraban sagrados para él, como el gallo, el perro, la cabra y el carnero.

FAMILIA

Hermes era hijo de Zeus y Maia y nieto de Atlas, el Titán que mantenía los cielos sobre sus hombros. Tenía incontables hermanastros, fruto de los matrimonios y relaciones de Zeus con diversos mortales y también inmortales. Entre ellos estaban los dioses Apolo, Atenea, Labres, Artemisa y Dionisio, tal como los héroes mortales Heracles, Minos y Perseo.

Como era habitual en los dioses griegos, Hermes tuvo una gran cantidad de amantes y también hijos. En armonía con su deber con los bienestares fugaces, pocas veces prolongaba sus relaciones y pocas veces tenía más de un hijo con alguna de sus parejas.

Hermes tuvo múltiples hijos esenciales, entre ellos Pan (las fuentes no coinciden en la identidad de la madre). Símbolo de lo salvaje y de las montañas, Pan era popular por su sexualidad cruda y voraz, su improvisación musical desestructurada con la flauta de pastor y por tener los cuernos, las patas y la grupa de una cabra. Además de su peculiar anatomía, Pan se parecía mucho a su padre.

En otras historias, Hermes cortejó de forma exitosa a Afrodita y engendró a Hermafrodito con ella. Este Hermafrodito, que se parecía a sus dos padres en su impactante belleza física, fusionaría más tarde su cuerpo con el de su amante femenina, transformándose de esta forma en una sola persona con genitales masculinos y femeninos.

Hermes fue también el padre de Autólico, un listo y famoso ladrón (de nuevo, la identidad de la madre varía en las diferentes fuentes). Autólico fue el abuelo de Odiseo, cuyas andaduras fueron el tema de la epopeya de Homero, la Odisea. Esto convierte a Hermes en el antepasado del enorme Odiseo.

MITOLOGÍA Y ORÍGENES

Se frecuenta decir que Hermes nació en misterio, en una oscura cueva en las laderas del monte Cyllene, en el Peloponeso (alrededor de la región de Arcadia). Su madre, Maia, una de las hijas del titán Atlas, se había retirado allí en un intento de eludir el contacto con los dioses. Zeus la encontró a pesar de sus esfuerzos e inició una relación íntima que acabó con la concepción de Hermes.

Medrando mucho más veloz de lo que su madre podía prever, el joven niño dios se descabulló del abrazo de su madre y se alejó arrastrándose en la primera noche tras su nacimiento. En el momento en que se aventuró en la oscuridad, Hermes halló una tortuga, raspó la carne de su caparazón y le puso cañas y tendones de animal. De esta forma creó la primera lira, un instrumento asociado para toda la vida a la vieja cultura griega.

La próxima parada de Hermes fueron los pastos de Tesalia, donde su hermanastro Apolo guardaba sus rebaños. En una de las primeras muestras del comportamiento travieso que llegaría a definirle, Hermes se llevó el ganado. Cuando Apolo descubrió el robo y persiguió a Hermes, el dios recién nacido trató de jugar el papel de un bebé inocente. Pero Apolo no se dejó mentir.

Cuando Hermes prosiguió negando su delito, Apolo recurrió a Zeus, que solía arbitrar las discusiones entre los dioses. Declarando a Hermes culpable, Zeus ordenó al joven dios que devolviese el ganado. Acorralado, Hermes ofreció a Apolo su lira, oferta que su hermanastro aceptó con entusiasmo. De este modo fue como Apolo tomó por vez primera la lira, el instrumento con el que se convertiría en el mucho más grande de todos los músicos.

Hermes siempre llevó a cabo sus actos heroicos con ingenio y astucia, nunca con fuerza bárbara. Uno de los mitos más famosos es el de Hermes rescatando a la amante de Zeus, Io, de los vengativos designios de Hera y de la atenta mirada de Argus. Zeus se había enamorado de Io, una muchacha sacerdotisa mortal de Hera, y en su lujuria bajó del Olimpo para violarla. En el momento en que Hera se enteró de la aventura, se ha propuesto localizar y castigar a Io. Para ocultar cualquier evidencia de su infidelidad, Zeus transformó a su joven apasionado en una novilla y la escondió entre un rebaño de ganado. Hera descubrió la estratagema y ordenó a Argus, un gigante con muchos ojos, que vigilara el rebaño hasta el momento en que Io se revelara.

A puntito de ser derrotado, Zeus solicitó contribuye a Hermes. Hermes entró en acción y distrajo a Argus, en la mayor parte de las ediciones, adormeciéndolo. Cuando el enorme que todo lo ve cerró finalmente todos sus ojos en el sueño, Hermes lo mató con una piedra o una espada (hay diferentes ediciones ). La aventura hizo que Hermes se ganara el título de «Argeifonte», que significa «asesino de Argos», un epíteto que se asociaría estrechamente con el dios.

Hermes, el mucho más pícaro de todos y cada uno de los dioses y diosas, era un maestro de los susurros y un contador de patrañas. Su estatus entre los demás dioses olímpicos era complejo: si bien era entre los Doce Olímpicos, Hermes era asimismo el mensajero de los dioses, representando la comunicación entre los poderosos y remotos dioses y los fatales cuyas vidas estaban a menudo a su merced.

Hermes no tenía mujer; mucho más que prácticamente cualquier otro dios, resaltaba como un solitario, con frecuencia más a gusto en el rudo planeta de los mortales que en la inmutable felicidad del Olimpo. En comparación, incluso Hefesto, el rudo tullido, se encontraba casado (aunque con la infiel Afrodita).

Sin embargo, Hermes sí que tenía peso entre los dioses y los fatales. En el momento en que los colosales atacaron el Olimpo, Hermes luchó al lado de los demás dioses y diosas, matando a un gigante llamado Hipólito. Ciertas historias también atribuyen a Hermes la invención del fuego: fue Hermes quien descubrió cómo encender una llama a través de la fricción de palos. En otras historias, Hermes echó una mano a múltiples héroes, como Perseo y Heracles.

No obstante, no todas las acciones de Hermes fueron benevolentes. Según Hesíodo, en el momento en que todos los dioses imbuyeron a Pandora con sus «dones» especiales, Hermes contribuyó con el habla y el engaño. Esto aseguró que Pandora abriese la «caja de Pandora» y desatara todos los males conocidos sobre el planeta de los humanos.

DIOSES EQUIVALENTES A HERMES

El homólogo romano de Hermes se llamaba Mercurio.

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