Deméter

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La desprendida Deméter era entre las principales deidades olímpicas y la diosa de la fertilidad, en especial en lo que respecta a la agricultura. Deméter tenía en sus manos el destino de los cultivos y las cosechas. Raras veces se metía en los temas de los demás, y era una de las deidades griegas mucho más queridas y menos discutidas.

Al tiempo que muchas de las deidades del panteón griego evolucionaron o se reinventaron a lo largo de la narración de Grecia, Deméter parece ser adorada de alguna manera desde la Edad de Bronce hasta el periodo helenístico. Su longevidad pone de manifiesto la relevancia de la agricultura para la riqueza y el poder de Grecia en el planeta mediterráneo.

ETIMOLOGÍA

La diosa Deméter está documentada desde los primeros periodos de la historia griega. Puede mostrarse en textos de la época minoica (ca. 1800-1450 a.C.), donde su nombre hace aparición en la escritura silábica lineal A como da-ma-te.

En el griego primitivo usado por los micénicos y escrito en la escritura lineal B (ca. 1600-1100 a.C.), da-ma-te parece tener un significado diferente y probablemente no se refería a la diosa Deméter. Sin embargo, esto no quiere decir que los griegos micénicos no adorasen a Deméter: la si-to-po-ti-ni-ja («señora del grano») micénica es probablemente una referencia a Deméter en su forma de la Edad del Bronce.

Aunque la etimología del nombre «Deméter» todavía es discutida, el nombre es más comprensible que los de la mayoría del resto dioses griegos. La segunda parte del nombre tiene un claro origen en la palabra griega (y también indoeuropea) matēr (protoindoeuropeo *méh₂tēr), que significa «madre».

La primera parte del nombre de la diosa es más bien difícil. Una sugerencia -aparentemente ya hecha en el periodo tradicional- es que Dē es una manera diferente de la palabra griega gē, que significa «tierra». El nombre «Deméter» significaría en un caso así «madre tierra».

Otra sugerencia, atestiguada sólo en la antigüedad tardía, es que la sección primera del nombre de la diosa está relacionada con la palabra cretense dēai, que significa «cebada». No obstante, ninguna de estas interpretaciones es por norma general aceptada por los investigadores modernos. Según Robert S. P. Beekes, el nombre no es de origen griego, sino puede ser indoeuropeo.

EPÍTETOS

Deméter era invocada con muchos títulos y epítetos, como potnia («señora»), despoina («señora de la casa «), thesmophoros («portadora de la ley»), sito («la del grano») y chthonia («la de la tierra»). Otros epítetos de la diosa eran chloē («la verde»), kallistephanos y eustephanos («bien coronados»), semnē y hagnē («santificados»), y eukompos («rubios»).

ATRIBUTOS

Deméter era sobre todo la diosa de la agricultura, pero también era la diosa de las mujeres y de los secretos. Deméter era la responsable del cultivo y la cosecha del grano. Los antiguos pensaban que los que no honraban a Deméter corrían el peligro de morir de hambre.

Como diosa de las mujeres -en especial de las casadas- Deméter asimismo era invocada como protectora de las mujeres y del hogar. Deméter, de la misma Artemisa, presidía el paso de las mujeres de la niñez a la edad adulta. En ocasiones se la consideraba aún como sanadora.

Por último, Deméter era la diosa central de varios cultos de misterio -singularmente los Misterios de Eleusis- que predicaban la importancia de la iniciación y el ritual para alcanzar una vida posterior privilegiada.

En ocasiones, Deméter asimismo se asociaba con la desaparición y los poderes infernales, como en el momento en que se la adoraba bajo el título de Erinys («Furia»).

En la mayoría de los casos, Deméter era descrita y representada como una diosa hermosa pero modesta. Se la podía distinguir por las gavillas de grano, la antorcha, el kalathos (cesto para guardar lana), la hoz, el oinochoe (jarra de vino) o el phiale (cuenco de libación), que mantenía en sus manos.

Sobre su cabello (que era del color del grano) llevaba un polos (tocado), un velo o una diadema; normalmente iba vestida con un chitón (túnica), un peplos (vestido) o una himation (túnica). Deméter acostumbraba a mostrarse sentada.

En el arte, se acostumbraba a representar a Deméter sola, sin ningún consorte. No obstante, en ocasiones asimismo se la veía en compañía de su hija Perséfone o de Iasion, un joven mítico de Creta que era uno de sus consortes.

En Arcadia, existía un importante culto a Deméter Melaina («Deméter Negra»), en el que se representaba a Deméter con la cabeza de un caballo.

Deméter también se distinguía por una secuencia de símbolos y parafernalia sagrada. Por servirnos de un ejemplo, en ocasiones se sentaba en un carro tirado por un dragón. Sus animales sagrados eran víboras y reptiles, cerdos y tórtolas; sus plantas sagradas eran el trigo, la cebada, la menta y la amapola.

FAMILIA

Deméter, uno de los dioses del Olimpo, era hija de los colosos Cronos y Rea; entre sus hermanos estaban Zeus, Poseidón, Hades, Hera y Hestia. Liderados por Zeus, los hijos de Cronos y Rea lograron destronar a los Gigantes tras una guerra de una década y convertirse en los gobernantes del cosmos.

Si bien Deméter nunca se casó, tuvo varios hijos. El más popular de ellos fue Perséfone, hija de su hermano Zeus. Deméter también fue preñada por su hermano Poseidón, dando a luz a un caballo parlante llamado Arión (según algunas tradiciones) y/o a una diosa de la fertilidad llamada Despoine (según otras).

Deméter también tuvo un apasionado mortal llamado Iasion. Según esta historia, famosa por un puñado de fuentes viejas, Deméter se acostó con Iasion en un campo tres ocasiones arado a lo largo de la magnífica boda del héroe Cadmo y la hija de Ares, Harmonia. El receloso Zeus abatió rápidamente a Iasion con un rayo, pero Deméter ya estaba embarazada del mortal. Diferentes tradiciones nombran a sus hijos como Plutus, Philomelus y/o Corybas.

Deméter también se encontraba estrechamente relacionada con el dios Dionisio. Si bien en la mitología convencional Dioniso era hijo de la princesa tebana Sémele, algunos grupos religiosos lo consideraban hijo, nieto o consorte de Deméter. Esta versión de Dioniso se llamaba en ocasiones Iacchus.

MITOLOGÍA Y ORÍGENES

Si bien Hera era la reina de las deidades olímpicas y una figura íntimamente asociada a la maternidad y el matrimonio, Deméter era una encarnación más precisa de las características amorosas, de cuidado y de crianza de la maternidad. Por este motivo, las historias de su prole constituyeron la base de su mitología.

Deméter era uno de los seis hijos de los gigantes Cronos y Rea. Junto con sus hermanos Hades, Hestia, Hera y Poseidón, Deméter fue tragada por Cronos, que temía una insurrección entre sus hijos (Cronos había depuesto a su propio padre y temía ser usurpado). Radicó en el vientre del Titán hasta el momento en que Zeus forzó a Cronos a regurgitar a los pequeños. Una vez liberada, Deméter se unió a Zeus y sus aliados en la Titanomaquia, o guerra de los Colosos, y reinó junto a el resto olímpicos tras su victoria.

La mitología de Deméter se centró en buena medida en el rapto y la liberación de su hija Perséfone. Todo comenzó cuando Hades, el dios del inframundo, vio por primera vez a la hermosa Perséfone y se enamoró de ella. Descendió sobre ella en su carro y se la llevó a sus dominios.

Arrasada por la pérdida de su hija, y sin conocer el papel de Hades en su desaparición, Deméter partió en busca de la joven desaparecida. El segundo himno homérico, destinado a Deméter, detalla vívidamente la angustia de la madre en la búsqueda de su hija:

«Un mal amargo se apoderó de su corazón, y con sus queridas manos desgarró la cubierta de su divina cabellera: su obscuro manto se desprendió de sus 2 hombros y corrió, como un pájaro salvaje, por la tierra firme y el mar que cedía, en busca de su hija. Pero nadie deseó decirle la realidad, ni los dioses ni los hombres fatales ; y de los pájaros de mal agüero ninguno vino con noticias verdaderas para ella.»

Mientras que Deméter buscaba por doquier, visitó Eleusis bajo la apariencia de una anciana. Allí, la reina Metaneira y el rey Céleos la acogieron calurosamente y le dieron cobijo. A cambio, cuidó a su hijo enfermo, popular como Demofonte en la mayor parte de las ediciones del mito.

Deméter se encariñó con el joven Demofonte y trató de abrasar su mortalidad en la chimenea familiar. Pero este plan fracasó cuando Metaneira la descubrió y reaccionó con horror (una respuesta comprensible, aunque por último catastrófica). Deméter reprendió a Metaneira por su falta de comprensión; en la mayoría de las tradiciones, Demofonte se encontraba en este momento culpado a morir como cualquier mortal ordinario, al tiempo que en otras tradiciones realmente murió a resultas del ritual fallido.

No obstante, Deméter se aseguró de que Eleusis se transformara en un considerable centro de su culto. En el segundo himno homérico, la diosa da normas detalladas para la construcción de un enorme templo en su honor después de revelarse a Metaneira y Céleo. Asimismo enseñó los misterios de la agricultura al príncipe eleusino Triptólemo.

Mientras tanto, Deméter también descubrió lo que le había ocurrido a Perséfone. En la tradición más conocida, fue el Sol (Helios) quien por último le ha dicho a Deméter dónde conseguir a su hija. En otras tradiciones, no obstante, fue la ninfa Aretusa o el pueblo de Hermione quienes brindaron a Deméter la información que buscaba.

En el momento en que se enteró de que su hija había sido secuestrada por el sombrío dios de los fallecidos, Deméter se amargó y se retrajo. Su enorme desesperación hizo que las lluvias se detuviesen y las cosechas murieran en los campos.

El resto olímpicos pronto se percataron de que debían aliviar el dolor de Deméter antes de que la sequía pusiese en peligro la vida humana. Para llevar a cabo en frente de esta situación, Zeus envió a Hermes al Inframundo para ordenar el regreso de Perséfone. Si bien al principio Hades protestó, por último cedió y aceptó liberar a Perséfone siempre y cuando no hubiera comido nada en el Inframundo. Desgraciadamente, Perséfone había comido bastantes granos de granada, por lo que se vio obligada a regresar al Inframundo anualmente durante un tercio o medio año, según la versión de la historia que se cuente.

El mito de Perséfone es un mito etiológico, es decir, un mito que enseña por qué el planeta es como es. Los viejos creían que la época de la sepa de Perséfone de Deméter coincidía con las estaciones mucho más bien difíciles y peligrosas para la vida, así sea el caluroso y seco verano mediterráneo, en el que la vida de las plantas se encontraba en riesgo, o el otoño/invierno, en el que las temperaturas frías y las heladas detenían por un tiempo el crecimiento agrícola.

En todo caso, la estacionalidad de la ausencia y el regreso de Perséfone a Deméter se transformó en un elemento central de los Misterios de Eleusis, en tanto que simbolizaba los ciclos de la vida y la muerte que formaban parte no sólo de la agricultura, sino de toda la vida.

DIOSES EQUIVALENTES A DEMÉTER

El nombre de Deméter cambiaba según los dialectos regionales. El nombre por el que se la conoce hoy, Deméter, representa la forma ática Dēmētēr; la diosa era Damatēr en dórico y beocio y Dōmatēr en eólico. Una opción alternativa más corta a Deméter (en ático) era Deo. El semejante de roma de Deméter se llamaba Ceres.

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